3.- El Bibliotecario I

    Nunca fue uno de los trabajos más glamurosos que existió, no era como ser un herrero, grandes artesanos del metal, o un armador, maestros constructores de navíos, sin embargo siempre tuvimos respeto, tanto de grandes señores, como del pueblo llano, confiaban en nuestro conocimiento, y en nuestras mentes, pero, lo verdaderamente importante es que disfrutaba de ese trabajo, el simple hecho de pensar en que tocaba libros escritos por las primeras personas que tocaron estas tierras, libros de civilizaciones lejanas, me fascinaba la idea al mismo tiempo que me ensimismaba. Eso no era lo único que me gustaba, el silencia me traía paz, pasar mis veladas leyendo, precisamente, a la luz de las velas; el organizar los libros, sea por orden alfabético, por temas, o por antigüedad me resultaba altamente terapéutico.

    Nada más había un problema, jamás hicieron falta aquellos sedientos de aquellos a los que llamábamos “conocimiento de lo oculto”, aquellos temas relativos a la magia, la alquimia, seres antinaturales de todo tipo como cambia-formas o fornicadores de demonios, artes arcanas, todas aquellas cosas que carecían de un rigor científico; llegaban con la esperanza de encontrar algo que los llevara un paso más cerca de la fama y la gloria, de que su nombre fuera cantado por bardos a lo largo de los siglos y los milenios; y apenas encontraban algo, algún atisbo de lo que buscaban en algún viejo y quebradizo pergamino, corrían tras esa pista, en busca de su tan deseado “aventura”.

    Sin embargo aún recuerdo un día muy peculiar, fue algo diferente al resto, aquel día llegó a La Biblioteca una joven, tal vez no era mayor de 21 años, no sabría decirlo con exactitud; llegó buscando 3 libros, un era sobre metales raros, aquellos que antiguos imperios forjaron algún vez, o de los que se decían tener propiedades mágicas, no fue algo complicado dar con él, se encontraba en el ala de geología y metalurgia, y era un ejemplar bastante reciente y actualizado; el siguiente era un libro relativo a dragones, ese fue algo más complicado, los dragones habían desaparecido hacía unos 1,500 años, sin embargo, la gente seguiría escribiendo de ellos hasta medio milenio después de su desaparición, después de ello, probablemente perdieran las esperanzas de ver alguna vez un ejemplar de esas magníficas bestias; el libro lo encontré en el ala de “Misterios de la Fé”, al final de un largo corredor dedicado a criaturas consideradas extintas o que jamás existieron alguna vez; ya imaginaba en qué dirección iba la búsqueda de esta joven, otra “aventurera” en busca de fama; finalmente el 3er libro, el cual trataba sobre montañismo y escalada, este lo encontré en el ala de Geografía, en la sección de Paisajismo.

    Cunado intenté indagar sobre la finalidad de la investigación de aquella joven, muy a mi sorpresa, recibí una respuesta diferente a las demás, me contó su objetivo (como todos los demás, y tal cual sospechaba, iría en busca de aventura), sin embargo, la diferencia radicaba en la serenidad con la que me relató su detallado plan, lo tenía fríamente medido y no se lo tomaba a la ligera, aún así, sonaba como si fuera el su pan de cada día. Al momento de expresar mi pensar de todo aquello, el semblante de la joven cambió, su voz y mirada se tornaron más severas, y con una gélida cortesía (palabras más, palabras menos) me respondió que aquello no era mi asunto, tal vez tuviera razón, no era yo el que perdía su tiempo, aún así, no dejó de parecerme una ridiculez…

                                                                                                                                                   - Bon_GM -

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